martes, 14 de agosto de 2012

La parte más entera


Entonces... hoy lo pienso.

Hemos compartido tan pocos suspiros juntos, 
tantos como las hojas que caen en octubre. 

Las calles y su acento colonial

no eran tan impresionantes como cuando
tus brazos acompañaban mis hombros. 

Esa frescura que las nubes oscilan

cuando el sol desciende , sigue invitándome
a sentarme en la esquina caprichosa 
que las aves nos regalaron para querernos
aquella vez, ¿recuerdas?, recordamos. 

Como cuando se suspendieron los prejuicios

estando tú en mi habitación, estando yo...
abrazándome a tu corazón. 

¿Qué más pudo ofrecernos el cielo aquella noche eterna

en que tu silencio versaba en prosa con mi sonrisa? 
Aquella media luz incróspita sobre tu piel,
esas sombras seductoras que trazaban tus pasos,
esos pasos silenciosos, cautelosos, esa ventana
al infinito que nos empujó al vacío para 
poder empaparnos de cariño. 

Sumerjo mi sueño a las 7 en punto,

mientras preparo café en nuestra taza,
los cigarrillos aguardan mis dedos 
mientras recibo al sol entre las persianas. 

He intentado retenerte como un secreto en mi pecho,

en mis letras que aún no cuentan ninguna historia,
como si sólo fueras un sueño; 
entonces, mi alegría me delata. 

No recuerdo si te dije "te quiero", 

supongo que ya para ese tiempo, 
aquel después de haber ya danzado entre
lo cálido y suspicaz de nuestro aroma y 
haber acariciado canciones tomados de la mano;
esos "te quiero" ya no nos hacían falta, 
los dos sabíamos, [sabemos] cuánto nos hemos amado.

Qué importa el tiempo que no he estado contigo,

qué más dan los besos que hemos regalado. 
Al final de todo y al principio de nada
nuestras almas finitas se funden con el suspiro eterno. 

Contigo no me hacen falta las promesas,

ni contar los pedazos rotos del pasado,
¿que mas da si siempre te encuentro
en la parte más entera de mi sonrisa?

Los cánticos, las sinfonías, el perfume de 

la ausencia no hacen eco en mi cabeza,
cuando puedo tomar tu mano, 
sé que existe la eternidad en un segundo.

El tiempo se queda con nuestros sorbos de café,

el viento se queda con el humo de nuestros cigarrillos,
la vida se funde en los momentos que estamos juntos,
los libros cuentan lo que hemos querido regalarnos. 

[Me resulta un placer versarte,

 acompañar con café la sonrisa cuando leo tus ojos y entonces, 
repentinamente cito tu voz en los suspiros que deja el viento en mi ventana.]

Me quedo contigo, te quedas con nosotros. 


¿Ya te dije que te quiero?... 



Mond 

[Arianna Luján]