viernes, 20 de junio de 2014

Fragmentos de melancolía I

[De la lluvia en primavera]













Contagio de soles,
robo de voces;
singulares poemas
emergentes promesas.

De tu voz 3 sollozos,
de mi alma un infinito;
de mi fatiga un ramo
de tu alegría el mito.

Las mariposas partieron,
los helados se derritieron;
las flores nacieron,
dos corazones murieron.

Cantando nostalgia,
melancolía suramericana;
dos bocas sin besos
dos camas de anhelos.

El arcoiris : remembranza,
el café una agonía;
tus ojos: esperanza;
mi pecho... a tu espalda intacta.

Visible la noche trémula y escaldada,
un suspiro por una de tus caricias estancadas;
la lluvia inconstante cual locura bosquejada,
tu dolor... con el mío hechos una sola nostalgia.

Mond*

jueves, 19 de junio de 2014

Utopías del amor IX

Adiós primavera
[La -inevitable- despedida ]








Será mi última noche de primavera;
esa que llegó hace unos 17 meses,
que me cobijó de coquetas sonrisas
y me encandiló los gritos ventriculares.

Esta tarde supe que me fui de tu vida
desde mucho antes de que me borraras de ella;
cuando te quería cerquita a mis palpitaciones
y te negabas a siquiera soñar las mismas ilusiones;
cuando todo mi amor se fue a tu pecho -a una lado del Centenario-
y cuando ponías peros a mis estúpidos anhelos.

Te he extrañado , es cierto...
y las paredes del cerebelo me retumban sin querer recuerdos;
tirando los pedazos del cielo de tu piel blanca,
quedándome otra vez... con duraznos sin almíbar;
con dulce sin leche... ni azúcar ni napolitano ni sombra de tu voz que encanta.

Te he amado, lo seguiré haciendo;
aunque ponga mi piel en otra espalda,
incluso mirando otros ojos mientras tu nombre me provoca taquicardia;
te amaré a la Benedetti, a la Neruda... te recordaré a la Asimov, a la Cortázar; con fútbol y unos versos que nunca cedieron a besos...
querré odiarte como Frida a su Diego y jamás podré olvidarte
como Florentino nunca se fue de su Fermina...
como en el fútbol nunca se olvida el maracanaço,
ni sanaré de ti, como no lo hacen las mentes estruendosas;
-aunque para vos sea una gruta peligrosa- .

Las gotas de lluvia envuelven estas ganas de llorarte,
me tomo un café -ese que odiabas tanto que tomara-
y suspira el pecho como ave con las alas cortadas;
tan enfermo este amor que no se cura ni mata;
es agonía de una perpetua melancólica añoranza.

No te pido que te quedes...
no hace falta cuando ya te me entrañaste en la vida.
Aunque nunca lo creerás y siempre lo dudarás,
aún espero escuchar a Louis Armstrong
y gritar un gol; ir a la fuente de los candados
y treparme a tu espalda riéndonos sin aparente razón.

Que te queden estos versos en el aire con crème brûleè,
que te lleguen de golpe los recuerdos que serán olvido;
que me quedes en el alma sin que pueda mencionarte
y me vaya de vos ... sin que el otoño llene de mí tu nostalgia.


Mond*