lunes, 15 de agosto de 2016

CAFEÍNA SIN AZÚCAR IV

No era algo extraordinario; a decir verdad era bastante común : sin interés en los versos ni ojos en la poesía, tenía faltas de ortografía y un libido promedio. No sabía de las dudas, corazones rotos, caos existencial... ni siquiera sabía admirar puestas de Sol o acariciar a la Luna.

Era torpe con las palabras y de silencios sin cautela, con simplicidad en sus desvelos y genuino desdén a la locura del vuelo.

Lo que me gustaba de su ordinariez, era la risa con la que coqueteaba con mis desdeñosa rutina;  su voz contando cuentos tontos y el romanticismo común de un cazador novato.

Me recordó la ingenuidad. Jugábamos sin piezas, reíamos sin prisa. Conocimos la ruina entre la que escarbábamos trozos de la osadía de llamarnos sin atraparnos.

No era algo extraordinario...era un cometa que, a la primer ráfaga de viento, se perdía entre las nubes sin resistencia a vivir una aventura.

Mond*