martes, 30 de octubre de 2012

De ti en mi

No quiero nada de ti,
no te poseo y no te espero;
como siempre ha pasado,
simplemente te quiero.

No sé si necesito algo de ti,
porque lo que me gusta es tenerte,
tus ojos al dormir,
tu sonrisa al despertar;
tus besos al caminar.

No sé si tengo algo que te pertenezca,
quizás mis lunas en Octubre
o los titiriteos al amanecer,
posiblemente siempre ha sido tuyo este hervor.

Beberte con el aroma del café,
abrazarte en el ventarrón que azota mi piel,
acariciarte sobre el pasto verde que ha de secarse,
no imagino tener algo de ti, porque en realidad...
siempre te he querido a ti, aquí o allá
pero siempre conmigo.

Te he golpeado el sueño frecuentemente
entre el insomnio y las ganas de ti,
no sé si hasta tu ventana llegue
esta alergia a tu ausencia;
podría asegurar que ya lo sabes,
sí, todo eso que no puedo decirte;
las letras de esas cartas que no te he dado,
la euforia de esos temblorosos besos que no te he regalado
incluso... esa entereza rota de abrazarte en risas tontas
cuando no está inmediatamente tu piel para mis brazos.

No es que necesite tenerte,
absorberte o querer detenerte más tiempo;
lo que pasa es que ya te he querido tanto
que hasta podría decir que en suspiros
y en calladas letras y efímeras palabras...
nunca he dejado de sentir que en realidad te amo.

Mond
[ Arianna Luján ]



jueves, 11 de octubre de 2012

Oda a quererte


Esa risa discreta, callada, 
esa mirada que permuta en mis labios,
aquel viento que envuelve ,
nos envuelve más a un ritmo inconstante.

Cuando las hojas golpean las puertas,
ese polvo que se riega en la entrada,
esos murmullos en las mesas,
aquellas tazas limpias en la alacena;
la voracidad de las cortinas 
que no existen en la habitación,
la melancolía de tu sonrisa,
el polen que transita los pistilos.

Las partículas incrustadas 
por suspiros en el enmudecedor 
grito de las calles,
los árboles sosteniendo sueños,
dormidos abrazando la cálida piel. 

Las cadenas que penetraron la libertad,
esos lienzos debajo del colchón,
la acuarela estrujada en el fabriano,
la tinta deslavada en el cuché,
los números que suman, restan,
se suprimen, vuelven y se transforman.  

El quejido de los frutos al caer,
los charcos de la madrugada,
las moronas de los corazones vacíos,
la armonía del frío en el barandal,
el ardor de la sangre en éxtasis.

Todo es una oda a quererte,
sentir que también me quieres,
querámonos. 

Mond 
[Arianna Luján]