miércoles, 2 de noviembre de 2016

Retratos de una mente atrofiada I

No, no te tengo miedo.


Te abrazo, te he acariciado; es más,  te deseo con tantas fuerzas. 

¿Recuerdas que ya nos encontramos y me rechazaste? No, no huyo de ti... ¡te he exigido y buscado!

Sin embargo... siento pánico y taquicardia, dipnea y parálisis al saberte cerca de quienes amo.

Me dejaste seguir varias veces, aún cuando me abrazaba a tu sombra. Te llevas a quienes amo y acechas a quienes nunca deseo perder.

Te llevas partes de mí con ellos y me dejas sin concederme tu puerta...Me vacías, me llenas.

Eres como los amores que no se quedan pero siguen quitándote lo mejor que posees, eso que aviva el alma; esencia. 

Mond*


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