No, no te tengo miedo.
Te abrazo, te he acariciado; es más, te deseo con tantas fuerzas.
¿Recuerdas que ya nos encontramos y me rechazaste? No, no huyo de ti... ¡te he exigido y buscado!
Sin embargo... siento pánico y taquicardia, dipnea y parálisis al saberte cerca de quienes amo.
Me dejaste seguir varias veces, aún cuando me abrazaba a tu sombra. Te llevas a quienes amo y acechas a quienes nunca deseo perder.
Te llevas partes de mí con ellos y me dejas sin concederme tu puerta...Me vacías, me llenas.
Eres como los amores que no se quedan pero siguen quitándote lo mejor que posees, eso que aviva el alma; esencia.
Mond*
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