Paseas por mis cajones, el armario; cada silla del comedor.
Tomas la cafetera y la pones sobre la cama, ¿quieres hablar?
Intento descubrirte mientras me escondo en el sofá,
se mueven las cortinas y corro detrás de ellas.
Té chai en las tazas, un libro abierto con un separador europeo.
Una nota: "Sin azúcar, para seguir parada en la realidad".
Empiezo a leer las primeras líneas de la página que está a la vista,
sorbo el té y no sé si debo sonreír con la nota, ¿sabías que sin azúcar?;
¿entonces por qué no un café?
Se escucha música, nos pones en Francia hace unas décadas,
voy a la cama y está un bolígrafo sobre una hoja añeja. No tiene escrito nada.
Suspiro, te abrazas a mi cintura; yo no puedo moverme. Sonreímos.
No logro verte, pero sé que me sabes.
No logras entender, pero sabes de mi querer.
No logramos... pero estamos.
Mond*
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