lunes, 13 de mayo de 2013

Delirios de cordura I


[Leyéndole historias a las estrellas]
Delirios de cordura
Capítulo sin registro

No hay más agua en la tetera,  ¿en dónde dejé el azúcar?,  seguro la dejé cuando asomaba la cabeza por la ventana de tu cariño –ese cariño intermitente, por cierto-, por ahí a un lado de tu mirada fija.
 Aún no logro recordar la letra de la canción que tarareo sin pausa en mi cabeza llena de caos; ese caos inmenso, tan lejos de mí y tan cerca de ti; tan distante de ser lejano y tan hermoso que parece un caos perfecto, ¿ya me encontraste en  tu sonrisa?; a veces me cuestiono respuestas que quiero leerte en los ojos, sí… esos ojos tan impacientes de lo extraordinario, como los gatos egipcios haciendo malabares de humanos, o un corazón seco florecer; acaso sólo son intervalos de delirio dentro de mi estado permanente de aislamiento, o , no sé; la magia me hace leer diferente los jeroglíficos de tu encanto o, ¿desencanto?.  Me contaba la mesa que le hace falta esa satírica forma de decirte te quiero, poniéndote un beso en tu frente fruncida de miedo  -sí, miedo de que te dijera “te quiero”- creo. 
Deberíamos escuchar menos silencio y más explosiones cósmicas de sentimientos, ¿no crees?; aunque sea leyéndonos a Bukowski o a Poe, o inventando historias de terror mientras andamos viviendo una de amor… ¿o el amor es terror; o al revés? 
Extraño los interlineados de acción verbal, en los que tú eres mi sujeto y la vida el predicado; yo te verso y tú me besas; tú entiendes, ¿verdad? Ya no te conté de la luna porque la adoptaste a tu ventana, sé que te acuerdas de vez en cuando en el pánico que te da perderme , y a veces recuerdas –quizá-, el pánico que tienes de tenerme. Me quieres muy a la Sabines, muy a la… “no sé”, así ; me quieres sin saber cuánto ni saber cómo, deberías dejar estallar tu cosmos con mi galaxia… somos un caos complementario, con tu sonrisa muda y mi risa explosiva; tus suspiros de madrugada y mis ganas de impregnar mis segundos de cordura en tu cachito de sueño que tienes guardado para mí.
¿Dormimos?, ya no aguanto las ganas de abrazarme y dejar de extraviarme en tu nombre que no puedo pronunciar sin sentir espasmos ventriculares; ¿tienes hambre?, vamos.

Annaira Mond   

2 comentarios:

  1. ¿Quién diría, que ese día al saludarte, te encontraría? Una sensibilidad especial, por lo que leo. Me gustó mucho (mucho) y más aún tener la oportunidad de conocerte.

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  2. El placer es mutuo, es encantador tener pastelitos de chocolate tan buenos como vos :D ¡abrazos!

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