[Recortándole
pedazos al cielo]
Delirios de cordura II
Capítulo sin registro (aún)
Suena > El corazón variable en palpitar
Estaba sentada en un jardín de
gotas perfumadas, la romántica escena de enfrente se había desvanecido; la
tarde se había fulminado en un suspiro, de esos que parece que te traen el
sabor dulce de un mango en el paladar.
Le estaba contando a mis ojos que
no deben dormitar si te estoy mirando en cada espacio del viento; ese viento
que pretende girar y revolver mi cabello escurrido entre mi cara. El señor de
los helados ya no me insistió, cada vez que me ofrecía comprarle uno; le decía
que mi vida había estado de
saturada de dulzura fría y, ya no quería encariñarme con un nuevo sabor
empalagoso ; yo tengo mi sabor favorito (creo).
¿Qué melodía exhala tu boca?,
no recuerdo haberla registrado en mi memoria, así no puedo extrañarte;
supongo. Vamos a robarle un pedazo
de infinito al cielo, le recorté un pedacito para dártelo, sin que te niegues a
caer en la profundidad de un corazón en éxtasis de seguir sintiendo tu sonrisa
apretándolo a tu pecho. Se le hizo temprano a tus ganas de correr, ¿no te
quedas a la hora de los abrazos plegados de verano?; deberías dejarte caer la
estupidez del corazón, no viste bien con tus ganas de quererme. ¡Vamos!, ya está
hirviendo el agua.
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