repito la misma pieza que me recuerda a ti.
Abrazo un suspiro que se escapa,
espera encontrarte y es muy terco.
Habitas una parte, la que cubre mi pecho;
la que desnuda mi alma.
Me até a tu voz, que desconozco;
la busco mientras cierro los ojos
y las gotas de lluvia rocían las hojas del árbol de afuera.
Toma, te regalo este momento;
sé que no sabrás que ha sido nuestro,
pero tal vez cuando pises un charco,
te resuene en una sonrisa mi nombre.
La cama está fría
y mi corazón ardiente;
la fatiga de no esperarte
come ansias de abrazarte.
Podrás mirarme en otros ojos,
cuando sólo puedas tenerme en tu mente;
podré tenerte cuando me dejes entrar,
sin que pueda salir de las paredes
de dos corazones sincronizando un querer.
Toma, aquí está;
las letras nos entrelazan,
quiero beber de tus labios el silencio;
avivar tus ojos, remordernos entre sí el deseo.
Toma... aquí estamos; somos uno, somos nosotros.
Te quiero.
Annaira Mond*
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